Tenía 10 minutos para deshojar la margarita. No le bastaban. Quitaba una hoja y aparecían seis. Era matemáticamente imposible que lo consiguiera. Tenía los dedos llenos de sabañones por el frío y la velocidad de regeneración era más rápida que sus movimientos. Con este panorama era demasiado difícil que encontrara a alguien que la quisiera. La margarita, una vez más, le complicaba la vida.
27 mar 2007
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